El Señor de los Anillos (primera parte)

"Un anillo para gobernarlos a todos. Un anillo para encontrarlos a todos. Un anillo para atraerlos a todos y en las tinieblas atarlos." (J.R.Tolkien)

Ese jueves Jota me escribió para decirme que quería presentarme a alguien recién llegado de tierras lejanas, donde las leyes de La Era Braganza no rigen. Las blind dates no son mi fuerte, pero a su vez, ¿qué tanto conocemos a las personas con las que tenemos citas como para decir que no son a ciegas? Al igual que la bruja del mar a la Sirenita antes de darle la posibilidad de ir a buscar a su príncipe, Jota me advirtió "tenes solo veinte días para enamorarlo. Luego se irá. Para siempre". Me pareció un reto digno, veinte días para hacer que se enamore de mi. Parecía la trama de una comedia romántica con Kate Hudson: en el día número veinte, ya confiado de nuestro amor y nuestro futuro, correría por los pasillos de Ezeiza intentando llegar al gate antes que él se fuera de mi vida. Un grito de "¡te amo!" mientras muestra su boarding pass lo haría retroceder, y un abrazo coreografiado con una banda sonora para recordar haría correr los créditos del final. Lo tenía todo planeado, incluso la ropa que iba a usar: a finales de Abril empieza a hacer frío, perfecta oportunidad para usar mi trench marrón que dice Paris, y unas botitas de media estación que dicen je t´aime.


Paris je t´aime


Intercambiamos números de teléfono y quedamos en encontrarnos esa noche en mi casa. Llegó pasadas las once. Ostentaba tener todo su pelo a pesar de haber contado ya mas de cuarenta primaveras. El vino fluyó, y él no tardó mucho en abrir sus ex files. Me pareció un encanto, y le propuse desayunar juntos la mañana siguiente. Entre cortados y un croissant me preguntó cuanto había durado mi ultima relación. El número fue tan corto que me dio vergüenza y le dije tres meses (todavía estoy negociando si fueron dos. Lo cierto es que temo hayan sido sólo cinco veces las que nos vimos en total. Todavía no me animé a contar) No obstante, a él le pareció que fue poco, lo que me hizo pensar en esa escena de la novela de Lewis Carroll, donde Alicia le pregunta al conejo cuanto tiempo es para siempre, y éste le contesta "a veces es sólo un segundo". Algo que puede marcarte toda tu vida y haber durado solo un instante. El viernes recién empezaba y lo despedí con la esperanza de verlo una vez mas...

Alicia- ¿Cuanto tiempo es para siempre?
Conejo- a veces, sólo un segundo

No hay comentarios:

Publicar un comentario