Dior Salve a la Reina! (última parte)

Todas íbamos a ser reinas,
de cuatro reinos sobre el mar:
Rosalía con Efigenia
y Lucia con Soledad.


¿Tenerlo todo y haberlo perdido es mejor que no haber tenido nada nunca? Y si lo tuve todo y ya no queda nada, ¿significa tal vez que aquello que conseguí nunca fue mio? Fueron algunas de las preguntas que lo atormentaban. ¿Fui acaso lindo?, ¿fui gracioso?, ¿fui amado?, ¿fui realmente reina?

Era una de las últimas fiestas del calendario social de aquella temporada. El clima apremiaba y los concurrentes también. Sin remeras, una vez mas, pero en el mejor estado, sonrisas, lentes oscuros y un mínimo de rítmica eran los requisitos para estar ahí. 


Lo decíamos embriagadas,
y lo tuvimos por verdad,
que seríamos todas reinas
y llegaríamos al mar.


Segunda estrella a la derecha, y de ahí recto hasta el amanecer son las coordenadas para llegar a Nunca Jamás. Para encontrar la ubicación de La Era Braganza en las fiestas populares, hay que ir adelante a la izquierda del escenario. La energía de bienvenida al nuevo año resultaba contagiosa, pero no deprimente como sucede los 31 de Diciembre, donde hay que hacer un balance y no siempre nos da superávit. 

No muy avanzada la noche, poco tiempo desde el momento en que nos encontrábamos ya todos ahí, por fin sucedió. "Elbah?, ¿cuándo?, ¿cómo puede ser?. Lagente se acercaba, todo era confuso. Dos esquinas sin ring.


Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;
pero ninguna ha sido reina
ni en Arauco ni en Copán...


La noche nunca más estuvo en el escenario (aunque para ser del todo sincero, nunca lo está). El trono y la corona quedaron por fin vacantes: sin aviso ni amenaza previa ElBah saltó sobre Queen Bee, con sus manos dirigidas a su cuello. Se dijeron algo, muy de cerca. Desde afuera era casi sensual. Ninguno de sus súbditos lo defendió mientras su poder y su jugo perecían con cada segundo que pasaba ahorcado. 

El Restaurador, testigo ocular en primera fila del hecho, no supo actuar. Ya no sentía jugo y se vió obligado a reforzar esa pérdida con alguien más. Tres es un número difícil. Tanto, que los resultados de este experimento terminaron por separar para siempre a Queen Bee de su Restaurador.

Hoy es un encanto. Hay quienes dicen que planea su venganza desde algún lugar remoto en Palermo. Regresar desde Elbah, como lo hizo Napoleón. Pero compararse con éste sería injusto. Después de todo él supo ser emperador y Queen Bee fue una reina.


Pero en el valle de Elqui, donde
son cien montañas o son más,
cantan las otras que vinieron
y las que vienen cantarán:

-"En la tierra seremos reinas,
y de verídico reinar,
y siendo grandes nuestros reinos,
llegaremos todas al mar."